miércoles, 3 de septiembre de 2014

ABRAZO DE AGUA CERCA

Un árbol, un tiempo verde expandido en las manos, una tormenta de quietud en un abrazo, calentito y eterno. 

Un cielo en los pies, una caminata serena, recuerdos que se arremolinan sin viento por sobre la mente, convertida en agua.

Una tierra, un espacio rojo, que nos vuelve amigos de la vida, con todas sus pasiones, sus voces, sus sentidos.

Una lejanía, un vacío de palabras, que es paisaje, amable y presente.

Una memoria de lo que viene, una risa de gigante noble, un llamado del mar, con amor de padre, agitando emociones y certezas.

Un cuerpo, un silencio de verdad sólida, una brisa salada que habla de lo que está siempre, como tesoro de contemplación que acaricia.

Una piel, una delicia de brazos unidos, una paz de movimientos intensos, un baile de gotas curiosas, una señal del sol sobre los ojos.

Una consciencia, un baño de luz, una serenidad de átomos contentos, un orgasmo del alma, mojadísima y hermosa.    (Diego Oscar Ramos)
Foto: ABRAZO DE AGUA CERCA
   
    Un árbol, un tiempo verde expandido en las manos, una tormenta de quietud en un abrazo, calentito y eterno. 

      Un cielo en los pies, una caminata serena, recuerdos que se arremolinan sin viento por sobre la mente, convertida en agua.

      Una tierra, un espacio rojo, que nos vuelve amigos de la vida, con todas sus pasiones, sus voces, sus sentidos.

      Una lejanía, un vacío de palabras, que es paisaje, amable y presente.

     Una memoria de lo que viene, una risa de gigante noble, un llamado del mar, con amor de padre, agitando emociones y certezas.

      Un cuerpo, un silencio de verdad sólida, una brisa salada que habla de lo que está siempre, como tesoro de contemplación que acaricia.

      Una piel, una delicia de brazos unidos, una paz de movimientos intensos, un baile de gotas curiosas,  una señal del sol sobre los ojos.

      Una consciencia, un baño de luz, una serenidad de átomos contentos, un orgasmo del alma, mojadísima y hermosa.   

(IMAGEN: Emilio Costas)